
Después de trasladarse a una gran mansión en Long Island, Nueva York, una familia empieza a experimentar hechos sobrenaturales. Espíritus malignos están intentando controlar la casa y deshacerse de sus habitantes. Un espíritu posee al hijo de la familia, que lo fuerza a cometer asesinatos. Sólo un cura que ejerce exorcismos puede liberarlo del demonio que lo consume, pero no antes de dar algo a cambio.
Si la primera entrega se convirtió en filme de culto por diversos motivos. Su secuela, mantiene el listón de manera muy digna, o al menos, ha resistido mejor el paso del tiempo.
De duración menor (no sobrepasa la hora y media) la acción es mucho más dinámica, haciendo que desde un primer momento los sucesos paranormales se sucedan con mayor rapidez. La historia es la misma de siempre y sigue el esquema de la primera entrega. Sin embargo, lo más interesante es que al no mencionar el apellido de la familia protagonista ni la fecha en la que transcurre la historia, nos dan total libertad para pensar que se trata de una secuela o de la primera familia asesinada que dió origen a la historia de la primera entrega.
En realidad la pelicula tiene poco más que analizar. Cuenta con algunos efectos bastante bien realizados para la época. Y tiene la ventaja de dar aquello que se quedó corto en la primera parte, sucesos paranormales, que es lo que todos esperamos en las historias de casas encantadas. Se notan claramente las influencias de Poltergeist (un gran ejemplo de como debe ser una historia de casas encantadas) y El Exorcista.
En definitiva, una buena pelicula de terror que gustará a aquellos que disfruten con el cine de terror de los 70.