¿POR DONDE EMPIEZO?

miércoles, enero 30, 2013

Mi vecino Totoro

Un profesor universitario se traslada junto a sus dos hijas a una casa cerca del bosque mientras su mujer se recupera de tuberculosis en un sanatorio rural. Sus hijas descubren la existencia de "los duendecillos del polvo", de este modo aprenden que hay seres que no todos pueden ver, como los espíritus del bosque, solamente aquellos de corazón puro. Mei, de cuatro años de edad, queda fascinada a encontrar a dos pequeños seres y se determina a encontrar al rey del bosque: Totoro.
¿Puede una obra alcanzar el éxito gracias a uno sólo de sus personajes? Seguramente la respuesta sea sí. Aunque es algo que realmente debemos de responder cada uno de nosotros de manera individual. Sin embargo, el hecho de que cuando hablamos de Studio Ghibli la primera palabra que nos venga a la mente sea, Totoro; nos indica hasta que punto la afirmación puede ser cierta.
Si tenemos que seleccionar una sola de las películas del estudio japonés como máximo referente de su obra, pocas personas se opondrían a que Mi vecino Totoro se alzase con el puesto. Creo que es algo muy a tener en cuenta dado que ni siquiera en factorías como Disney o PIXAR nos lanzaríamos tan rápidamente a mencionar una única respuesta. No, Totoro tiene algo. Algo que trasciende la calidad del filme (algo en lo que ahondaremos en unas líneas). Quizás sea por que se trata de la personificación de lo entrañable. Porque cada vez que aparece nos hace reír. Porque impone el respeto justo. Sea cual fuere el motivo, todos deseamos volver a nuestra infancia para poder encontrarlo y pasar un día con él.
La película tal vez sea una de las que tiene un argumento y un tratamiento de los más simples de toda la trayectoria de Miyazaki y del estudio. Sin embargo, en varias ocasiones hemos mencionado que el adjetivo más justo a la hora de calificar la obra de Ghibli es la ternura. Y aquí la tenemos para dar y regalar. Aquél que haga oídos sordos a lo que Hayao Miyazaki tiene que contar aquí puede ser calificado de insensible sin temor a represalias. La historia es azucarada y bonita hasta decir basta. Y posiblemente como ya hemos mencionado el mérito de esto sean los personajes (ahora no sólo le cedo el mérito al rey del bosque). Desde unas niñas adorables, hasta un padre despistado pero que derrocha amor hacia sus hijas, pasando por una madre en pleno esfuerzo por disimular su enfermedad, pasando por toda la cartera de secundarios (humanos o no). Todos y cada uno de ellos conecta con nosotros desde el primer segundo. Y lo más curioso, no hay más antagonista en la historia que la enfermedad de la madre. Es decir, nadie representa el papel del villano. Aún así, la trama avanza rápidamente hasta el final de la película sin que el espectador tenga momento para el aburrimiento.
En este filme (al igual que ocurría con La Tumba de las Luciérnagas) el estilo de la compañía está más que asentado. Curiosamente no ocurre lo mismo con la música de las cintas. Pese a que desde la primera película, la banda sonora siempre ha tenido un papel correcto es en La Tumba de las Luciérnagas y especialmente en esta Mi vecino Totoro (no obstante ambas se estrenaron a la par) donde parece que finalmente el estilo musical termina por definirse. Y precisamente ya que hablamos de ambas películas, no se puede tachar del ser pesado el volver a recalcar que ambas son las dos caras de la misma moneda. Presentando a la inocencia infantil como leiv motif la primera nos mantiene con el corazón encogido durante toda la historia (raro es el momento en el que nos alegramos) mientras que en Totoro no queda sitio para la tristeza, todo es alegría incontenida.
En resumen, la Obra Magna de Studio Ghibli se encuentra ante ustedes. La verdad es que me resulta imposible recomendar sólo una película de los nipones, pero si por alguna extraña razón, se ven en la obligación de elegir sólo una, ésta debe ser su elección. Los demás busquen el hueco cuando les venga bien, pero todos tienen que sentarse a compartir esta hora y media con Totoro.

sábado, enero 26, 2013

La tumba de las luciernagas

El 21 de septiembre de 1945, un indigente adolescente de 14 años agoniza en una estación de tren. Al morir de inanición, su espíritu empieza a recordar los sucesos anteriores a su muerte. Nos encontramos en el Japón de finales de la Segunda Guerra Mundial; la aviación estadounidense somete las ciudades japonesas a continuos ataques aéreos. En uno de los bombardeos, la ciudad de Köbe se convierte en un infierno humeante para Seita, nuestro protagonista y su hermana pequeña Setsuko, de 5 años, hijos de un oficial de la marina japonesa. Durante la guerra, ambos viven con su madre, pero tras un bombardeo ellos se retrasan y no consiguen llegar al búnker donde los espera. Cuando la buscan, Seita la encuentra muy malherida en la escuela que ha sido convertida en hospital de campaña. Pero cuando poco después su madre muere, los dos hermanos deben alojarse con sus tíos, quienes no los reciben con agrado. Así que los dos hermanos terminarán por irse a vivir por su cuenta a un refugio antiaéreo abandonado. Pero aunque allí pueden vivir con mayor desahogo y sin suponer un estorbo para nadie, las cosas no les van mejor: la comida escasea, no pueden esperar ningún tipo de ayuda; y lo que es peor, los estragos de la desnutrición cada vez son más visibles en la pequeña Satsuko.
Aunque podemos afirmar que se trata de una tendencia cambiante, aún son muchos los espectadores de cine que afirman sin tapujos que el cine de animación (sí, eso que en casa conocemos desde chicos como "dibujitos animados") no deja de ser más que un producto claramente enfocado a un público infantil. Afortunadamente contamos en la industria con artistas dispuestos a hacernos cambiar de opinión golpeándonos en la cara con la mano abierta.

Y es que cuando La Tumba de las Luciérnagas se proyecta en cines lo más que la gente esperaba del cine de animación eran cuentos infantiles o aventuras juveniles (las películas previas del estudio son una buena muestra de ello). Incluso si queremos ahondar más el dedo en la llaga, el filme que nos ocupa se presentó a la par que Mi vecino Totoro, posiblemente una de las más azucaradas de Ghibli. Precisamente fue este estreno doble el que favoreció a la película del duende del bosque dejando de lado a esa extraña película de dibujos que ni siquiera el más fuerte de los adultos podía ver sin que se le encogiera el corazón.

Porque eso es lo que ocurre cuando vemos esta película. Da igual que no seamos cercanos a la animación, o que estemos más que acostumbrados a ver todo lo que puede dar de sí. Este filme te deja con el aliento contenido desde el primer minuto, deseando que llegue un final que en el fondo sabemos que nunca llegará. Precisamente porque la historia la escriben los vencedores, y pocas veces tenemos la ocasión de ver las cosas desde el punto de vista de aquellos que perdieron, independientemente de quién tuviera la culpa en un principio. Y todos sabemos quienes son los primeros en perder siempre en uno y otro bando. Aquellos que son la inocencia personificada: los niños. En un ejercicio de masoquismo, la película nos daña en el corazón una y otra vez. Y lo aguantamos estoicamente porque sabemos que es lo que ocurrió de verdad; y sigue ocurriendo a día de hoy. Y por una extraña razón, no somos capaces de hacer oídos sordos como en otras ocasiones hacemos cuando vemos las noticias. Porque desde el inicio, el valiente Seita y la adorable Satsuko se aferran a nuestro pecho como se aferran el uno al otro por sobrevivir.Y todo con la ternura propia de Studio Ghibli, porque quizás esa sea el plato de la casa: la ternura. Independientemente del corte de la cinta que veamos, el cariño que desprende se nos antoja abrumador.

No, los dibujos animados demuestran ser un medio tan válido como cualquier otro para expresar todo tipo de temas. Inolvidable experiencia tuvo que ser, allá por el 88, poder ver el lado más tierno de Ghibli junto a la experiencia más desgarradora. Y poder salir de esa sala de cine con argumentos desde primera hora para cerrarle la boca al más pintado que dice que los dibujitos son para los niños. Efectivamente tras ver esta película, queda demostrado que son para los más pequeños. Pero para gritar a viva voz y con un estilo digno del mejor de los gustos, que son ellos los más necesitados en las peores situaciones y que muchas veces olvidamos la importancia que hay que darles. No se trata de donde, cuando y en que lado de la pelea se desarrolla la historia. Lo importante son sus protagonistas. Y los protagonistas de en estas situaciones no lucen medallas ni vuelven a casa arropados por el cariño de una nación.

En resumen un peliculón de los pies a la cabeza. Desgraciadamente aún sigue sin el reconocimiento que se merece por ser una película de animación. Una parte de mí cree firmemente que es un filme que todo el mundo tendría que ver al menos una vez en la vida. Pero quizás, no todos estemos preparados para mirar al interior de La Tumba de las Luciérnagas...

viernes, enero 25, 2013

Lincoln

En 1865, mientras la Guerra Civil Americana se acerca a su fin, el presidente Abraham Lincoln propone la instauración de una enmienda que prohíba la esclavitud en los Estados Unidos. Sin embargo, esto presenta un gran dilema: si la paz llega antes de que se acepte la enmienda, el Sur tendrá poder para rechazarla y mantener la esclavitud; si la paz llega después, cientos de personas seguirán muriendo en el frente. En una carrera contrarreloj para conseguir los votos necesarios, Lincoln se enfrenta a la mayor crisis de conciencia de su vida.
Veamos... Una película, ¿vale? Basada en un momento histórico de los Estados Unidos de Norteamérica. Voy más allá. Una película basada en un momento histórico y político de los ya mencionados EE.UU. Y además, contado a través de la figura de un americano. Uno de los americanos más importantes de la historia de donde ya dijimos. Y además, está dirigida, escrita, producida, rodada e interpretada por americanos... correcto. Y se ha hecho para venderla en todo el mundo pero principalmente a... si exacto, a los americanos. ¿De verdad hay alguien que se permite el lujo de calificarla de americanada? ¿Qué esperaban? ¿Una película sobre flamenco y toros?
Si señores, Lincoln era americano y en esta película la bandera de las barras y estrellas está presente (como también lo está la cruz estrellada sobre fondo rojo de los Estados Confederados), es algo tan inevitable como que cuando Spiderman suba a lo alto del Empire State se la encuentre entre paloma y paloma. ¿Acaso importa eso en el mundo globalizado en que vivimos? Sólo si somos lo suficientemente cerrados de mente para no ser capaces de ver las cosas como son realmente en lugar de una amenaza a nuestro "enterismo" (lo siento, le voy a coger prestado el término a los chicos de #ElMundoEsNuestro, ¿una "españolada", tal vez?).
No. Lincoln es cine. Cine con mayúsculas. Y lo es por muchos motivos. Tal vez lo que se cuenta puede que a muchos ni nos vaya ni nos venga. Y cuidado que aquí en esta casa somos defensores de la importancia de lo qué se cuenta sobre el cómo se cuenta. Pero en ocasiones, la historia está tan bien llevada, que quienes lo hacen son capaces de lanzar a lo más alto ese interés por algo que de un primer vistazo no hubiera captado nuestra atención. Por eso desde ya no puedo hacer sino recomendar que todo el mundo le dé una oportunidad (no importa cuando) a está película. Pocos serán los que se vean decepcionados.
Sin desmerecer el trabajo de todo el equipo de la película, que son los que realmente hacen posible el resultado final, me veo en la obligación de centrarme en dos nombres propios: Daniel-Day Lewis y Steven Spielberg. Son aquellos que desmarcan lo que de otra forma sería una buena película a ser una película de Oscar (yo no la llevaría al altar de Obra Maestra, pero bueno, quedarse cerca tampoco es malo). No se si el director se llevará la preciada estatuilla. Desde hace muchos años se viene diciendo en ciertos círculos que Spielberg ya no es Spielberg, comentario con el que me siento en consonancia. ¿Significa esto que este señor se ha vuelto malo con los años? Ni muchísimo menos, pero lo que es innegable es que cualquiera que haya visto sus películas, sabe de lo que es capaz. De cotas que hace mucho que no alcanza. Con Lincoln he visto algo de eso. El Rey Midas que todos recordamos sigue ahí. Quizás ya no convierta en oro todo lo que toca, pero si es capaz de dar un brillo dorado especial a sus creaciones cuando de verdad se lo propone. Y es que pese a que a veces lo critiquemos, los que de verdad lo queremos por lo que ha hecho, reconocemos que pocos saben coger la cámara como él lo hace.
Y de dorado, y de estatuillas, puedo asegurar que Lincoln, (y hablo del personaje, porque el actor desaparece para convertirse en el mismísimo Presidente) se va a volver cargadito a su casa, blanca o no. Es lo que por aquí denominamos, "hacer un papelón" (algunos más brutos dirían algo como "salirse de la pelleja" estimen ustedes lo oportuno de comentario o no). La postura, el timbre de voz, el tono, la mirada, todo está clavado. No, yo tampoco conozco en persona al Presidente Lincoln, pero puedo asegurarles que no me lo imaginaba de otra forma. Y por favor les pido, sepan recompensar el arduo esfuerzo del interprete yendo a ver el filme en versión original, les saldrá más barato y les merecerá la pena, se lo aseguro (aunque reconozco que es algo que cuesta en este país).
Por debajo de la genialidad, todos los demás mantienen el tipo como campeones, dando como resultado un conjunto perfecto. Es verdad que el hecho de que sea una "americanada" (ea, ya lo he dicho) hace que en algún momento el espectador no nacido al otro lado del charco pueda perderse por falta de conocimiento previo de Historia yankee (especialmente en las escenas iniciales donde se enumeran un sinfín de senadores, leyes, estados y decretos), pero todo en esta vida pasa y en cuanto nos sumerjamos en la trama no podremos reprimir la emoción y la tensión en los momentos finales, a pesar de que ya sepamos como termina la cosa. Especialmente no puedo evitar aplaudir al responsable decidir cómo tratar la el final del querido presidente. Algo que uno nunca hubiera esperado ya que el magnicidio es de los más conocidos de la Historia.
En resumen, un peliculón de los buenos. Que engancha poco a poco y al final no quieres que termine. Las casi dos horas y media que dura se antojan pocas. Recomendada para los amantes del buen cine o de la historia política americana. Los que aborrezcan esto último... bueno, ellos se lo pierden.

miércoles, enero 23, 2013

El Castillo en el Cielo

Una aeronave se desliza sobre un mar de nubes en una noche de luna llena. Muska, un agente secreto del Gobierno, acompaña a una joven llamada Sheeta. Repentinamente, la nave es atacada por piratas que, al igual que el Gobierno, buscan el secreto de la piedra que Sheeta lleva alrededor del cuello. Se trata de la llave que abrirá las puertas de la Fortaleza Celeste, una isla flotante en medio del cielo creada por una antigua civilización que hace mucho tiempo desapareció del planeta. Pazu, un joven muchacho, se hace amigo de Sheeta, le ayuda a escapar de sus perseguidores y juntos se disponen a resolver el misterio de la Fortaleza. Cuando inicien su viaje, pondrán en marcha una cadena de acontecimientos irreversibles. En este misterioso lugar encontrarán un tesoro mucho más grande que el poder de gobernar el mundo.

Si hace poco hablábamos de que Studio Ghibli consta como el nombre propio más potente en el mundo de la animación japonesa, el de Hayao Miyazaki está unido a fuego a la marca. No obstante se trata del director que más veces ha repetido cargo al frente de las obras de la compañía, además de ser uno de sus fundadores. Seguramente debido a ello, la inmensa mayoría de los filmes tienen una enorme cantidad de elementos comunes. (Algo que ni siquiera monstruos de la animación como Disney han logrado en un margen de tiempo mucho más amplio).

Pese a que Nausicaä del Valle del Viento está considerada la opera prima de Ghibli, realmente es ésta que nos ocupa hoy la primera en ser rodada bajo el sello del estudio. Sin embargo, en aquí empiezan a hacerse ya patentes algunos elementos recurrentes en la obra de Miyazaki (y por lo tanto de Studio Ghibli). Obviando el estilo gráfico (ya pudimos atisbarlo en Nausicaä y ahora ya podemos decir que ha llegado para quedarse) hay una serie de conceptos que se repiten una y otra vez (en mayor o menor grado) sea cual sea la película que escojamos. El primero de ellos es el protagonista femenino (Nausicaä, El viaje de Ghihiro, Mi vecino Totoro, Ponyo en el acantilado, El Castillo Ambulante, Arriety y el mundo de los diminutos...). Generalmente nos encontramos ante una chica, relativamente joven que no tendrá que afrontar su aventura en solitario ya que casi siempre contará con la ayuda de un co-protagonista masculino de su misma edad (Mi vecino Totoro, El viaje de Chihiro). Y es que el concepto de la amistad parece ser un elemento muy fuerte para el director japonés,

La aeronáutica también parece ser elemento recurrente y es que no resulta dificil ver en sus cintas toda una suerte de vehículos para desplazarse por el aire (Nausicaä del Valle del Viento, Porco Rosso), de una u otra forma, los personajes siempre acaban volando en algún momento de la historia. El tercer tema son los castillos, hasta el punto de protagonizar más de un título de la filmografía (El Castillo Ambulante, El Castillo en el Cielo, Nausicaä, El viaje del Chihiro). Y la naturaleza siempre parece estar presente también, de manera habitual en forma de bosque y las criaturas que lo habitan (Mi vecino Totoro, La Princesa Mononoke).

Pero lo más curioso es que absolutamente todos esos elementos (que ya eran visibles en Nausicaä del Valle del Viento) es aqui donde se conjugan con mayor fuerza. Baste con decir que la historia gira en torno a una chica que junto a su amigo lucha por encontrar un castillo construido en torno a un árbol en el cielo, más claro agua. Por todos estos motivos, El Castillo en el Cielo se me antoja de vital importancia a la hora de ser tenida en cuenta por cualquiera que quiera enumerar las obras más fundamentales de Studio Ghibli. Más allá de su calidad individual como película. Que no le falta. Aquí es donde nos encontramos con el cuento. Esa historia cargada de inocencia tan propia de Miyazaki donde el valor y la amistad son el motor que empuja a unos protagonistas que actúan movidos por su buena conciencia. Porque es lo correcto. No se encuentra entre los "grandes" de la fimografía, pero si que consigue destacar con la suficiente fuerza.

Artísticamente quizás el trabajo sea un poco más pobre que en la película previa. Pero aún así está lo suficientemente trabajado para mostrarnos un mundo creíble. Los personajes, especialmente Pazu, conectan con nosotros rápidamente. Aunque no terminan de convencerme los diseños de los piratas, especialmente el de su capitán. No se los conceptos que funcionan o no en Japón, pero aquí una señora mayor (y quiero decir MAYOR), voluptuosa y con dos trenzas rosas me trae a la cabeza ideas bastante desagradables. Al menos estéticamente.

En resumen, una película muy entretenida y bonita. Creo que es una de esas obras que se pueden recomendar a todo el mundo sin excepciones, siempre y cuando no esperen una obra maestra. Prohibida a aquellas mentes inmaduras que vayan a estar riéndose y señalando a la pantalla cada vez que se mencione que el Reino Celeste responde al nombre de Laputa...

martes, enero 22, 2013

Nausicaä del Valle del Viento

1.000 años después de una horrible Guerra Mundial, la humanidad apenas sobrevive a orillas de un bosque contaminado con gases tóxicos e insectos mutantes gigantes, que cubren gran parte de la Tierra. Una situación provocada por dicha guerra. El Valle del Viento es un reinado minúsculo, rodeado de reinos más poderosos y hostiles que suelen tener conflictos entre ellos. Nausicaä es la princesa del Valle y única hija del rey Jihl. Gran piloto y guerrera, es también compasiva y solícita de toda vida. Ella trata de encontrar un sentido al bosque contaminado y se resiste a ver a los insectos como enemigos. La crisis estalla cuando el reino vecino de Tormekia, liderado por su princesa, Lady Kushana, invade el Valle del Viento para intentar revivir a un mortífero Dios Guerrero de la antigüedad con el propósito de triunfar ante sus enemigos y el bosque contaminado. La situación empeorará cuando el reino de Pejite entre en conflicto también.
Seamos amantes del cine de animación o no. Rara es aquella persona que no conoce, al menos de pasada a Totoro. Seguramente la mayoría de quienes son capaces de imaginarlo difusamente en sus mentes no logren siquiera ponerle nombre. Sin embargo, ahí está el icono. Pero este duende de aspecto gatuno, significa algo mucho más grande para el ojo entrenado. Es la inconfundible firma de Studio Ghibli. Cine de animación con MAYÚSCULAS. Pero, ¿cuales fueron los orígenes? ¿Que primeros pasos dieron aquellos que hoy se consideran los mejores en su trabajo?
Cuando la compañía de animación aún ni siquiera existía como tal, un grupo de nipones amantes de eso que nuestros padres siempre han llamado "dibujitos animados" buscaban alcanzar un sueño. El de fundar una empresa que se dedicara a producir películas animadas. Al frente de estos soñadores, Hayao Miyazaki, al que hoy en día calificarlo de Maestro es quedarse corto. La cuestión es que en los ochenta se encontraron con el mismo problema que existe hoy en día: para lograr financiación los inversores querían ver al menos un trabajo previo. Y nadie estaba dispuesto a soltar un duro (que se dice comúnmente) en un proyecto que no estuviera basado en un manga. Ya sabemos como son estos japoneses (rara es la vez que no podemos encontrar la misma obra en papel y celuloide). Afortunadamente, Miyazaki ya llevaba años trabajando en algo. La cosa debió cuajar si estamos hablando de esto hoy. 
De la versión impresa de Nausicaä no vamos a hablar (al menos de momento). Hoy el protagonismo se lo lleva la película. Siempre resulta muy divertido comprobar como todas las obras son deudoras de su tiempo. En este caso el chivatazo nos lo da el sonido, con unos efectos casi idénticos al que hacían personajes de Bola de Dragón o Caballeros del Zodiaco. Cosas del anime. No se preocupen, aquellos con más de 30 años sabrán a qué me refiero. 
Pero más allá de la anécdota, se pueden decir muchas más cosas del filme. De lo más general a lo más concreto, el ritmo resulta un poco lento (para que vean hasta que punto, la película fue recortada 30 minutos en su primera distribución en EEUU) y además cuesta pillarle bastante el hilo al asunto. En este último aspecto concreto recuerda bastante a casos como el de Akira donde uno se siente bastante perdido durante el metraje, como si los personajes nos llevaran de un lugar a otro sin decirnos qué es eso que ocurre y que todo el mundo conoce menos nosotros. Fallo, a mi entender, como consecuencia del trasvase de información del guión del tebeo al guión de la película. Un goteo de información perdido por el camino, que si bien no es imprescindible para el buen desarrollo de la trama, si se antoja bastante importante (en algunos momentos el espectador mira a su compañero de butaca como si se hubiera quedado dormido unos segundos críticos) para la correcta comprensión de la misma. Que le vamos a hacer, consecuencias de tener que contar lo mismo en solo un par de horas.
La animación, sin ser sobresaliente (Ghibli nos ha acostumbrado a la excelencia) ya apunta maneras sin quedarse muy lejos de lo que aún queda por venir. Y los personajes ya tienen ese inconfundible "toque" que aquellos que disfrutamos con las películas del estudio, ya reconocemos con tan solo ver un par de fotogramas. Sin embargo, aquellos que sólo hayan visto los filmes más populares (Mi vecino Totoro, El viaje de Chihiro por poner las primeras que vienen a mi mente) y que erróneamente puedan pensar que las obras de estos japoneses siempre son de corte más infantil o azucarado, se sorprenderán al encontrar una obra más adulta con mucha más acción (aunque sin llegar al extremo de La Princesa Mononoke). Los personajes están todos correctos, aunque ninguno llega a calarnos tan hondo como sí lo harán futuros protagonistas. Ni siquiera la propia Nausicaä, a pesar de estar bien construida (se pierde algo de ese "don" que se comenta de pasada que tiene y queda mucho más aclarado en el manga) llega a conseguir que nos emocionemos en los momentos álgidos de la cinta.

En cuanto a la edición en castellano, poco podemos decir ya que ahora mismo se trata de un producto difícil de encontrar. Sony la editó en Blu-Ray como parte de la Studio Ghibli Collection, pero los derechos posteriormente pasaron a Aurum que de momento no se ha animado a reeditarla. Así que de momento, queda el mercado de segunda mano para aquellos que quieran hacerse con ella.

En resumen un producto muy correcto. Por encima de cualquier opera prima de animación, que ya deja entrever la colección de joyas que llegarían con el tiempo. Posiblemente a tener en cuenta más sobre el papel. Aún así una vision obligada para todos los amantes del cine de Hayao Miyazaki o de Studio Ghibli.