Arrugas

Emilio, un antiguo ejecutivo bancario, es "alojado" en una residencia por su familia. Se acuerda de su infancia, olvida lo que acaba de leer, se siente descolocado... Arrugas cuenta con precisión la batalla contra la vejez. Una batalla sin armas, pero no exenta de lágrimas.

Una historia triste. Muy triste. Y lo peor de todo, es que es como la vida misma. Que en este pais nuestro que muchos, orgullosos califican de piel de toro, cientos de ancianos se ven en la misma lamentable situación que Emilio.

De principio a fin, lo que nos cuenta la obra es una batalla perdida. Se trata de una situación sin solución, y a la que es mejor resignarse. Por lo que poco a poco vamos asistiendo a un final anunciado sin que podamos hacer nada por evitarlo, por mucho que nos gustaría. Uno no puede evitar conectar con los presonajes desde el primer momento. Especialmente con esa pareja que se dice "tramposo" a la oreja. Un momento delicioso.



Arrugas es también una obra muy bien documentada. La totalidad de lo que ocurre en sus paginas, está basado en hechos reales. Por desgracia, es su mayor defecto también. Lo que por un lado hace que nos encontremos con unos personajes magníficamente definidos, que le llegan a uno al alma en pocas viñetas; por otro deja un sabor extraño al finalizar el libro. Ya que a fin de cuentas, se trata de una sucesión de anecdotas, muy buenas, pero no nos encontramos ante una historia sólida, sino ante un compendio de sucesos aislados, fruto de la labor de documentación del autor.Nota aparte merece el dibujo, que precisamente por su simpleza hace a los presonajes más entrañables si cabe.

En definitiva, una obra entretenida, muy agradable de leer con un trasfondo de dura realidad. No gustará a todos los lectores, pero aquellos que lo hagan, encontrarán un gran libro entre sus paginas.