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domingo, marzo 15, 2009

Vuelo Rasante

Un pájaro vuela a ras de papel. La suya es la migración de una línea proyectada desde el sueño, la esperanza, hasta el gran vacío celeste, la muerte como punto final. En el camino (vuelo aleatorio, más bien), seis intersecciones: las de las siete historias que conforman Vuelo Rasante. Siete construcciones simbólicas que se levantan como edificios en esta ciudad viva de cartón piedra, habitada por niños renacidos desde el sueño, cazadores del último aliento, custodios de pinceles que producen monstruos razonablemente cuerdos, malabaristas incapaces de domesticar su codicia, niñas resucitadas, magnates del dolar arrojados al vacío y por supuesto, pájaros; pájaros reescribiendo su propia fatalidad a cada página y sobreviviviendo hasta seis vidas con el único fin de guiar al lector entre unas viñetas asombrosamente bellas y unas metáforas de transparencia trágica.

Observen como sus pies se separan del suelo, no tengan miedo, simplemente, vuelen.


Interesante, este viaje a Bizancio. No se confundan. Viaje a Bizancio es el nombre de la editorial que publica este Vuelo rasante. Animado por el hecho de que fuera un proyecto nacido en mi tierra (la capital hispalense) hace ya un añito que me propuse comprar aquello que sacaran al mercado en un humilde intento de ayudar a promover este tipo de iniciativas patrias. Ha pasado el tiempo, y no me arrepiento nada de haber tomado esta decisión.

Para empezar, el catálogo de la editorial a día de hoy esta conformado de obras a un precio bastante asequible. Todo el mundo puede permitirse el comprar 4 o 5 tebeos al año por menos de 15 euros cada ejemplar. A pesar de lo barato, me preguntaba si realmente merecía la pena gastarse ese dinero de forma ciega. Novedad tras novedad la respuesta se ha ido reafirmando en un rotundo si. Empezando por el soberbio De cómo te conocí, te amé y te odié (posiblemente mi tebeo favorito) publicado junto a Desde el abismo. Pasando por el precioso Alter Ego o el imprescindible (sobre todo por su calidad historica) Historietas Sevillanas. Hasta terminar con este Vuelo rasante. Tan solo la novela Antifuente rompe esa linea clara de calidad. Y es que el catálogo de Viaje a Bizancio se destaca sobre todo por su calidad, pero también por su estilo propio.

Una vez piropeada la editorial toca centrarse en el tebeo en si. Vuelo rasante es un cuento, un cuento sin letras, en el que la historia se narra a golpe de ilustración. ¡Y que ilustraciones! Pejac juega con la luz y el color como le viene en gana, y la escena se rinde a sus decisiones. Resulta dificil que en una historia tan llena de metaforas, todo quede claro y conciso. Uno siente cuando lee este tipo de historias, que debe invertir más tiempo del necesario en analizar cada viñeta. Sin embargo, tras esforzarse en un par de páginas, uno toma conciencia de que este no es el caso y de que realmente nos encontramos ante una historia que se puede leer en unos escasos minutos. Sin embargo, se trata de un título que invita a su relectura. Uno podrá leerlo en poco tiempo, pero nunca se cansará de mirarlo y remirarlo las veces que haga falta.

Por alguna extraña razón, el espectador de historias disfruta con aquellas que están desordenadas y en las que se cruzan los caminos de distintos personajes (vease el clárisimo ejemplo del éxito que tuvo Pulp Fiction en el cine). Quizás sea porque se sienten complices con el autor al ir encajando las piezas del rompecabezas. Este es el caso de la obra que nos ocupa, donde con una simpleza máxima las siete historias encajan como la maquinaria de un reloj. Unas tristes, otras alegres, otras simplemente dulces dada su belleza, pero todas acaban cruzandose para llegar al final, un final inevitable a la par que intuido.

En definitiva, una obra con el ya inconfundible sello de Bizancio. Preciosa y simple, como las buenas historias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermoso libro