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lunes, octubre 25, 2010

Spiderman Noir

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Pero cuando aquellos que tienen ese poder abusan de él, el pueblo tiene la responsabilidad de derribarlos. El año es 1933. Nueva York está gobernada por políticos corruptos, policías que no hacen nada por proteger a los inocentes y hombres de negocios sin escrúpulos. Es entonces cuando una araña cambia el destino de Peter Parker, pero no es la historia que esperas. ¡Conoce a un Hombre Araña con sabor a pulp y género negro!

Seamos sinceros, nos gusta hacer puzzles con los tebeos. Ya sea encajando las piezas que suponen cada capítulo de los numerosos crossovers (perdón, perdón: eventos) que pueblan el panorama editorial. O de otra forma muy distinta comparando detalles entre diversas versiones de algo ya contado.

Y es que, por desgracia ya está todo inventado, que se dice. Y después de más de 75 años y centenares de números, los superhéroes no hacen más que mirar constantemente a sus origenes. Primero fueron los sempiternos "años uno". Más adelante los "What... if?" y los "Elsewords". Nos encanta especular con qué hubiera pasado si el más mínimo detalle de las historias que nos conocemos al dedillo hubiera acontecido de forma distinta. Faltaría más. Y eso es lo que nos cuenta la línea Noir de Marvel. ¿Qué hubiera pasado si nuestros superhéroes más dicharacheros hubieran aparecido en los años 30? Se trata pues de una premisa, a priori, tan parecida a las planteadas en Batman: Gotham by Gaslight o 1602; aunque quizás en esta ocasión, el marco temporal elegido tenga un atractivo mayor. Nadie puede negar que la época de la "ley seca" puede dar mucho juego, sobre todo si acompañando al marco temporal nos traen abundantes recursos temáticos y estilísticos.

Nada de color, nada de alta tecnología. Los años 30 son el marco de la novela negra, y como tales todo es mucho más oscuro y deprimente. Aquí lo más moderno que vamos a encontrar es un revolver. Los villanos pierden sus orígenes radiactivos para bucear en la farándula circense. ¿Kraven? Domador de animales. ¿El Buitre? Una suerte de Nosferatu de Murnau. ¿Los Forzadores? Forzudos y acróbatas. ¿El Duende? Bueno, de El Duende no desvelaremos nada ya que es una de las sorpresas de la miniserie. Los villanos noir no buscan dominar el mundo. Tan solo controlar sus ciudades como buenos mafiosos. De la misma forma, nuestro héroe no deberá sus poderes a arañas radiactivas o alteradas genéticamente. Parece ser que nuestro amigo Joseph Michael Straczynski marcó influencias con aquel origen "totémico" de los poderes de Spiderman; y esta es la línea que sigue la colección, aunque no se llega a profundizar en ningun momento.

Argumentalmente, lo de siempre. Más o menos. La muerte de tío Ben, los primeros pasos en el Bugle, los Forzadores, obtención de los poderes... pero la verdad es que los años 30 le sientan fenomenalmente al lanzarredes como para que no andemos haciendo comparaciones a cada página que pasamos. El dibujo, bastante acertado. Con uso y abuso de los negros, los marrones, sepias y ocres. Como anotación personal yo hubiera preferido el blanco y negro. Si ya está todo inventado, ¿por qué no hacer el Sin City del Universo Marvel? Pero la verdad es que poco hay que reprocharle a la obra, que sin ser una genialidad, se defiende bastante bien en un mercado saturado de mallas. Habrá quién se lance de cabeza a por el resto de títulos de la línea. Por lo menos dan ganas de curiosear, desde luego.

En definitiva, habrá quién lo tache de nueva vuelta de tuerca; y quien lo trate de soplo de aire fresco. Desde luego se trata de un producto bastante entretenido. Muy recomendado para seguidores del amistoso vecino, y como algo a tener en cuenta por aquellos que lean Marvel en general.

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