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viernes, enero 09, 2009

Una historia de violencia

Tom Stall lleva una vida feliz y tranquila con su mujer y sus dos hijos en la pequeña ciudad de Millbrook (Indiana), hasta que una noche su existencia idílica se ve destrozada cuando frustra un violento intento de robo en su restaurante. Tom percibe el peligro y salva a sus clientes y amigos matando en defensa propia a dos criminales buscados por la justicia. Aplaudido como un héroe, la vida de Tom cambia de la noche a la mañana y de repente se encuentra convertido en el centro de atención de todos los medios de comunicación. Incómodo con esta fama no buscada, intenta volver a su vida normal, pero un hombre amenazante y misterioso llega a la ciudad para enfrentarse a él porque cree que Tom es el hombre con quien tiene una cuenta pendiente del pasado. Mientras Tom y su familia luchan contra este error de identificación e intentan afrontar la transformación de sus vidas, se verán obligados a plantear sus relaciones y los temas que les dividen.

La violencia solo engendra violencia. Es una cadena que va siempre a más porque nadie se atreve a dar un paso hacia atrás, y la unica forma de evitarlo sin quedarse quieto es darlo hacia adelante. Sin embargo, siempre son los más inocentes los que tienen la moralidad de dar una lección a todos los demás.

Este, de una forma extremadamente resumida, sería el mensaje de la pelicula. Desde el primer minuto al último. Uno puede olvidar el pasado, pero la más leve chispa hace que arda todo el bosque, y es precisamente en el desierto resultante, y tras pasar mucho tiempo en calma, cuando todo vuelve a su cauce. Pero mensajes y moralejas aparte, Una historia de violencia narra una historia interesante. No se trata de un argumento nuevo, ni novedoso; pero sí interesante. Y lo consigue gracias al ritmo de la narración.

El tempo del filme es lento, pausado. No hay prisa, se tarda en dar el siguiente paso, pero gracias a esto, conseguimos un andar firme, consecuente. No corremos de un lado a otro de la habitación agitando los brazos. Se trata de avanzar lentamente y con fuerza. Puede parecer que entonces nos vamos a encontrar con una pelicula aburrida. Podría ser, si no fuera porque justo cuando uno empieza a plantearse que la cosa empieza a ponerse pesada, algo ocurre que despierta de nuevo nuestro interés. Se da un nuevo paso firme que aporta algo nuevo. Y vuelta a empezar, estamos deseando dar el siguiente paso, pero es como si nuestro padre nos sujetara al aprender a caminar. Solo nos dejará seguir cuando todo nuestro cuerpo se haya asentado en el paso anterior.

Es precisamente el ritmo de la acción su punto fuerte. Pero también su punto debi, ya que no todos somos capaces soportar peliculas lentas. Aquellos que lo hagan, disfrutarán de unas interpretaciónes bastante acertadas y de una escena final que nos recompensará por nuestra paciencia.

En definitiva, no se trata de una gran pelicula, pero si de un visionado recomendado, especialmente para aquellos que sepan disfrutar de su ritmo pausado.

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