¿POR DONDE EMPIEZO?

miércoles, junio 10, 2009

Dementium: The Ward

Te despiertas solo y a oscuras para descubrir que estás en un misterioso hospital abandonado que parece congelado en el tiempo. Solo tienes vagos recuerdos sobre quién eres y ninguno sobre los pasos que te han guiado a este lugar aterrador. A medida que avances por los oscuros pasillos y te encuentres con horribles criaturas, descubrirás pistas que te despertarán recuerdos aislados y desvelarán una verdad que es más horrenda incluso que el atroz hospital Redmoor.

Con varios años de vida, queda patente que la portátil de Nintendo cuenta con una potencia considerablemente inferior a la de su homóloga de Sony. Lo mismo ocurre con sus hermanas de sobremesa. Ésta falta de potencia suele ser la excusa que utilizan las desarrolladoras para justificar la ausencia de calidad grafica. Pero de vez en cuando aparecen pequeños juegos que demuestran que lo unico que queda justificado es la ineptitud de dichos estudios.

Al arrancar el juego uno empieza a sentir miedo. Cosa dificil si tenemos en cuenta de la consola que hablamos. La música empieza a meternos de lleno en la historia así como los efectos de sonido ya desde el mismo menú. Arrancamos la partida y durante el primer nivel no podemos hacer otra cosa que sorprendernos. Unos escenarios sencillamente deliciosos así como unas animaciones espectaculares para una Nintendo DS. Posiblemente nos encontremos ante la ambientación mejor lograda para la portátil. Damos nuestros primeros pasos totalmente a oscuras y encontramos una linterna que pasa a ocupar el primer hueco de nuestro invetario, lo que ya nos indica que no podremos ver y disparar a la vez. Aumenta nuestro miedo. El hecho de que contemos con un cuaderno en el que pone "¿Por qué lo has hecho?" también nos augura dos cosas: Puzzles interesantes, ya que podemos anotar cosas en el cuaderno usando el stylus y un argumento de lo más interesante, ya que parece que somos los responsables de un asesinato (una mujer muerta y una niña que huye de nosotros constantemente... ¿nuestra familia?). El miedo y la emoción se combinan durante el primer rato de juego. Todo es perfecto, ¿no?

Por desgracia el juego va perdiendo fuelle conforme avanzamos. El control, pese a innovador, acaba cansando tras un rato de juego, provocando que disminuya nuestra pericia y nuestras ganas de explorar. Ya que si bien el juego es completamente lineal, será necesario explorar todas las habitaciones para conseguir todas las armas y munición existentes. El control es la principal lacra del juego. Ya que además de lo ya mencionado, el jugador cansado reparará en otros fallos que con una jugabilidad más atractiva hubieran pasado desapercibidos. Los escenarios son repetitivos hasta la saciedad (aunque no quedan mal, ya que nos recorremos los 8 pisos de dos edificios conectados), y el interesante argumento solo avanza en momentos muy puntuales, dejando el resto del juego en un "mata y avanza" o para los más habilidosos en un "avanza" simplemente. Los a priori interesantes puzzles son aún más puntuales si cabe que las minimas dosis de historia y son extremadamente sencillos de resolver (poco aprovechado queda el cuaderno de notas). Para colmo el juego adolece del mismo fallo (gordísimo a mi entender) que aqueja a los ultimos Silent Hill (desde la 4ª entrega). Por intentar crear una atmósfera de tensión y misterio, se rebuscan en sí mismos con la trama y, tras una escena final impactante, no solo no se ha explicado nada sino que se crean más incógnitas. Las cosas claras y el chocolate cómo más le guste a cada uno.

¿Hablamos entonces de un buen o mal juego? Pues se trata de un buen juego, no cabe duda. Pero sus enormes virtudes quedan totalmente compensadas por sus fallos, haciendo que se quede en mitad de la tabla. Hay anunciada una secuela, por lo que es de esperar que mantengan el nivel de graficos y ambiente, y pulan más la historia y la jugabilidad, entonces estarémos ante un juego completamente redondo.

En definitiva, un juego que merece la pena jugar por su ambientación y su argumento. Pero que llegados a un punto, se convertirá en un auténtico compromiso por el simple hecho de llegar a ver el final.

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